DURO SOAYU

La fotografía capta esencialmente el estado de ánimo. No puede esconderse mucho al obturador. No hay espacio – tiempo, tal vez – para falsear, para actuar o para dejar la impresión que una trabaja a diario cuando va al encuentro del mundo. La fotografía es, al unísono, tiempo develado y traición. Consigue ser, a su vez, una suerte de obligado confesionario al que una entra reticente o de buen grado.

Las imágenes aquí mostradas forman parte de un corpus visual aún mayor. Comparten todas el anhelo y la necesidad de mostrar, en la veracidad del retratado, la vida que lacera, vertebra o redime a diversos vecinos de la barriada de El Cerro. Antiguo barrio extramuros de La Habana, fundado en el año 1803. El Cerro constituía el segundo asentamiento importante hacia donde se trasladó la nobleza criolla cuando decidieron abandonar La Habana Vieja. En nuestros días cuenta con más de 129 378 habitantes. Su vórtice sociocultural aglutina la educación por el arte, las tradiciones, la música.

La espontaneidad y lo fortuito van de la mano en la elección de personas (hombres, mujeres y adolescentes), que con gentileza accedieron a ser fotografiados. El alternante fondo blanco de varios de los retratados enfatiza, azarosamente, la vacuidad de la acción que podría repetirse ad infinitum.  La sábana blanca pensada para hacer fondo, deriva objeto conceptual itinerante, en esta reiteración de rostros ante la lente fotográfica.

Duro suayo en lengua lucumí significa duro, fuerte, firme, parado, de frente. La expresión connota este muestrario fotográfico como correlato dilucidador.

Alejandro Mateu. 24 años. Estudiante de gastronomía y turismo. "Aquí he desarrollado mi vida, la crianza, todo. En el barrio soy un muchacho muy sociable, me llevo bien con todo el mundo. Tengo buenas relaciones con todos los vecinos. Del barrio me gusta todo".

Mauricio Fernández. 12 años. Estudiante de música. "El barrio no significa nada. En el barrio soy yo.
No cambiaría nada".

Olga Lidia Hidalgo. 49 años. Ama de casa. "El barrio no significa mucho para mi porque donde vivo es un poco incómodo, pero qué voy a hacer, es lo que me toca; ahí estoy con mis hijas, mis nietos. En el barrio soy una muchacha normal, me llevo bien con todo el mundo porque todo el mundo somos nacidos y criados. Aquí hay que cambiar unas cuantas cosas que están en candela: la vivienda, la incomodidad".

Mercedes Pérez. 79 años. Ama de casa. "El barrio es magnifico, hay muy buenos vecinos. Soy una vecina más. El barrio yo lo encuentro bueno. ¿Cambiar? ¿Qué vamos a cambiar?".

Lázaro Yoel Martínez. 24 años. Estudiante de gastronomía. "El Cerro es un barrio donde aprendo de todo, me muevo, hago mis negocios. En el barrio soy un joven igual que todos, todos hacemos lo mismo, jugamos al fútbol. Ná, uno más en el barrio. Me gustaría que en el barrio hubiera más muchachas, hay muy pocas".

Iván Reyes. 47 años. Mecánico. "Imagínate. El barrio ha sido el lugar donde nací y me crié siempre. En el barrio soy un vecino más… aquí. Me gustaría que las viviendas estuvieran mejor… cosas así".

Fernando Pedrozo. 48 años. Escultor. "El barrio es mi razón de ser. Aquí nací. Me gusta como es el barrio. En el barrio soy una gente sociable, me conocen por el escultor. Me gustaría que volvieran a hacerse fiestas como antes, que sea un poco más alegre. La gente está un poco muerta".

Daniela Portos. 13 años. Estudiante de música. "El barrio me gusta y ya está".

Cuqui Martinez. 46 años. Desempleada. "Sueño con volar del barrio. Y ya está".

José Alexander León. 47 años. "El barrio es como la casa. Uno hace tanta afinidad con las personas que a veces pasas más tiempo en casa del vecino que en tu propia casa. Me llevo bien con todas las personas y estoy un rato aquí y otra allá, saludo a este, al otro y así. En el barrio soy Pepe el servicial, el amigo de todo el mundo. Ahora porque tengo el cargo ese de delegado de circunscripción, delegado del Poder Popular, ahora se me aproximan más las personas todavía. Me gustaría cambiar en el barrio el estado de deterioro. Me gustaría tener la posibilidad de remediar eso. El Cerro tiene mucha connotación e importancia, principalmente esta calle de Tulipán, que viene del tiempo de la colonia. Una de las primeras que hubo asentamientos en el tiempo de los españoles, todas esas casas antiguas que vuelvan a tener ese resplandor que tenían en esos tiempos".

Yenifer Gobea. 16 años. Estudiante. “Se fini”.

Roger Figueredo. 46 años. Albañil. "Me gusta el barrio, es pobre pero me gusta. Aquí soy una persona normal que me llevo bien con todo el mundo. Me gustaría que el barrio se pudiera arreglar un poco, está bastante deteriorado".

Juan Pérez. 78 años. "El barrio me da igual".

Eloy René Beltrán. 78 años. Músico. No respondió a las preguntas sobre el barrio.

Yelian Villa. 33 años. Desempleado. "El barrio es una comunidad. En el barrio soy Yelian. Me gustaría que cambiara todo en el barrio, los vecinos. Que vengan los antiguos vecinos".

Reina Reyes. 53 años. Directiva en una Empresa. "El barrio es el lugar donde nací, aquí en El Cerro. Soy una cerrana más y siento mucho amor por él. Es mi raíz. En el barrio soy una cubana más. Me gusta la gente, me gusta la idiosincrasia de los que vivimos aquí, su cultura.

Tomás Miguel Valdés. 54 años. "El barrio significa todo porque es el lugar donde yo nací, donde todas mis raíces siguen viviendo ahí, mis amistades, amigos íntimos y amigos de la infancia. Los lugares que desde chiquito visité, es una palabra muy grande decir qué significa para mí el barrio; que tiene muchas extensiones de palabras. No digo que soy lo mejor, pero no estoy en la delincuencia, ni en lo que llaman la aristocracia de los que se creen aristócratas. Soy la persona mas sociable que pueda existir en el barrio. Cambiaría la juventud de ahora, que no es lo mismo que la de antes. Se han destruido muchas cosas que podían haber sido restauradas. Que tu puedas venir, sentarte y decir: aquí fue donde yo nací".

Ray López. 28 años. El barrio es una familia que nos apoya en los momentos buenos y malos. En el barrio soy el que soy. Me gustaría cambiar algunos defectos que tienen las personas.

Loraine Santamaría. 18 años. "No estudio ni trabajo. El barrio es parte de donde yo nací, pero está, el pobre, destruido. En el barrio soy una más. Me gustaría cambiar prácticamente todo porque está de verdad bastante… El ambiente".

Sala Vista Alegre. Torrevieja. Alicante. 2019.